Día Mundial del Reciclaje: una aproximación a la economía circular y la situación peruana

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Escribe: María del Pilar Medina, Especialista en Gestión del Conocimiento en Perú Sostenible, red de empresas en favor de la sostenibilidad del país.

El antiguo modelo lineal y sus consecuencias en nuestro país 

Durante los últimos 60 años, buena parte de la humanidad ha entendido el desarrollo desde una perspectiva principalmente económica. Gracias a ella, el modelo usual de progreso en la mayoría de nuestros países —independientemente del contexto— ha sido lineal: extraer, producir, consumir y desechar

Este modelo ha servido, qué duda cabe, para crecer en múltiples frentes: el ritmo y la multiplicación de la producción han abaratado costos y permitido que recursos más y menos esenciales puedan ser masivos. Sin embargo, también ha generado múltiples consecuencias negativas para el planeta y sus habitantes. Una de ellas es la alarmante cantidad de residuos que producimos día a día, que está llevando al mundo a una crisis ambiental y climática casi irreversible. 

Solo en América Latina y el Caribe se generan 541 mil toneladas de residuos municipales por día, de los cuales 52% termina en rellenos sanitarios, casi 27% en vertederos ilegales y solo 4.5% siendo reciclados. De hecho, el Banco Mundial, proyecta que estas cifras aumentarán en un 25% para 2050, si el mundo continúa funcionando bajo el actual modelo lineal (Kaza, et.al., 2018). En el Perú, la situación es aún más preocupante. Según el Ministerio del Ambiente (MINAM) casi la mitad de las 21 mil toneladas de residuos sólidos producidos por día en todo el país, equivalente a 2000 camiones de basura al día, termina en lugares de incorrecta disposición como botaderos, ríos y lagos sin pasar por algún tratamiento; y solo 1% de los residuos municipales son recuperados, cuando aproximadamente el 70% de estos pueden ser reaprovechados de alguna manera.

 

La importancia del modelo de economía circular y algunos esfuerzos rescatables en Perú

El reciclaje se presenta ante esto como una herramienta para la acción, sin embargo es clave entender que forma parte de un conjunto de acciones más amplio que gobiernos, empresas y ciudadanos podemos llevar a cabo para reducir la cantidad de residuos que generamos: la economía circular.

A través de este modelo se busca replicar los ciclos de la naturaleza, en la que nada sobra y todo es reaprovechado. Con él, podemos abandonar el modelo lineal de extracción, producción, consumo y descarte para pasar a uno nuevo de extracción, producción, consumo, y reinserción de residuos como insumos en nuevos procesos. Y aunque el término puede sonar más complejo, se basa en prácticas que conocemos, como el método de las 3 Rs (reducir, reutilizar, reciclar), y más bien las incluye dentro de un enfoque más completo, que suma por ejemplo el rediseño, reparación y recuperación.

 A la fecha ya existen signos alentadores de que esta transición da sus primeros pasos a nivel regional y local. Por ejemplo, en el 2019 Colombia lanzó su Estrategia Nacional de Economía Circular, en el 2020 Chile su Hoja de ruta para país circular al 2040, y el año pasado, Ecuador aprobó la ley para una Economía Circular Inclusiva. Además, en 2021 se conformó la Coalición de Economía Circular, una iniciativa que reúne a los ministros de Medio Ambiente de Latinoamérica para intercambiar las mejores prácticas de economía circular y promover la cooperación. Coordinada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), además reúne a socios estratégicos como la Fundación Ellen MacArthur, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y el Foro Económico Mundial (FEM).

Perú avanza en la misma línea. Un hito importante ha sido la implementación de la “Hoja de Ruta hacia una Economía Circular en el Sector Industria” (2020), iniciativa del Ministerio de la Producción (PRODUCE) y del Ambiente (MINAM), que promueve a través de múltiples instancias la economía circular en las industrias manufactureras y de procesamiento industrial pesquero. Otro hito, más a nivel local, ha sido la puesta en marcha de los programas de Valorización de los Residuos Municipales, mediante la cual se busca activar sistemas integrados de recolección y segregación de los residuos en las  municipalidades. 

El sector privado también ha sido protagonista de esfuerzos importantes a considerar, que se enfocan tanto en los procesos internos de gestión, como Recíclame —iniciativa que promueve la transición a economías circulares por parte de organismos de gobierno y empresas—, así como en los externos, como ReciclaConsciente —que impulsa el reciclaje ciudadano y pone a disposición de la sociedad múltiples estaciones para hacerlo.  

 

Algunos retos que enfrentamos en relación a la economía circular

Lamentablemente, pese a lo que significan estos avances, en el país aún queda mucho por recorrer para que la economía circular adquiera gran escala y resultados tangibles de alcance e impacto. Un primer reto es la brecha en la capacidad de gestión municipal para impulsar programas de reciclaje. Según el Registro Nacional de Municipalidades (RENAMU), en el 2019 solo el 23% de estas señaló incluir al reciclaje como método de disposición final de residuos.

Un segundo reto es la brecha de infraestructura en el Perú. Esto se ejemplifica muy bien en nuestro déficit de rellenos sanitarios, que asciende aproximadamente al 66%. Según el MINAM, deberíamos contar con 190 de estos y apenas tenemos 65. De hecho, algunas regiones como Arequipa, Madre de Dios, Moquegua y Tacna no poseen estas instalaciones que son esenciales.  

Y un tercer reto es la constante inestabilidad política que padecemos y los consecuentes cambios de funcionarios públicos. Solo en este gobierno, que no lleva ni un año instalado, hemos tenido 3 ministros del Ambiente y 4 viceministros. Esto no permite que exista continuidad en las políticas públicas relativas a la economía circular y que incluso muchos de los avances en la materia sean frenados. 

 

Razones para resolver estos retos

¿Por qué es importante abordar estos retos para acelerar el camino hacia un Perú más circular? En primer lugar, porque nuestro país ha adquirido compromisos importantes con organismos multilaterales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que como parte de los requisitos para nuestra adhesión ha encargado mejorar nuestra gestión de los residuos sólidos. También, con las Naciones Unidas, sobre todo en lo referente a la Agenda 2030, mediante el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 12, Producción y Consumo Responsables, más puntualmente, en la meta 12.1: “la reducción considerable de la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización”. 

Y en segundo lugar —y tal vez sea la razón más importante—, porque si no se hace nada hoy, será más costoso en el futuro. El precio de inacción es bastante alto en términos monetarios, de empleo, biodiversidad y cambio climático. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que la economía circular generaría un total de 4.8 millones de puestos de trabajo en América Latina y el Caribe hacia 2030. Esto va tener un impacto muy positivo en países como el nuestro, en el que la informalidad abunda, pues se calcula que en Latinoamérica el 50% de los residuos reciclados vienen de aproximadamente 2 millones de recicladores informales.

Asimismo, la implementación global del modelo de economía circular podría eliminar el 45% de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que se generan al fabricar y usar bienes, así como producir alimentos (Ellen MacArthur Foundation, 2019). Y finalmente, debido a que está transición está diseñada para funcionar dentro de los límites de recursos naturales que el planeta nos brinda, también es un modelo que suma en la conservación de la biodiversidad.

 

Empresa y sociedad: dos actores clave de la transición 

Luego de dos años de pandemia, creo que es más claro que nunca que es posible encontrar oportunidades en tiempo de crisis. En ese sentido, las empresas desde sus modelos de negocio son capaces de encontrar en la transición a la circularidad ocasiones para crear nuevas eficiencias, productos y atender demandas insatisfechas. 

 Como parte del equipo Perú Sostenible, que evalúa constantemente y bajo distintos fines la gestión de sostenibilidad de organizaciones de diversos sectores, he tenido la oportunidad de encontrarme organizaciones que ya tienen este enfoque. Dos casos exitosos que resalto son la gestión de residuos transversal de Aceros Arequipa, organización que genera acero completamente reciclable a partir de chatarra metálica y reúsa sus subproductos en otros procesos; y “Un Mundo sin Residuos”, de Corporación Lindley, que implementa la iniciativa original de The Coca Cola Company de proyectar hacia el 2030 la recolección de sus productos al 100%. Para impulsar avances como estos existen ya herramientas como los Acuerdos de Producción Limpia en gestión de residuos del MINAM o el Distintivo Empresa Socialmente Responsable (DESR) que las impulsa a tener objetivos, planes y procedimientos para el reaprovechamiento de recursos.  

 Al igual que las empresas, la sociedad civil también tiene un papel clave que desempeñar. Nosotros podemos adaptar nuestros hábitos y estilo de vida a la economía circular, comprando conscientemente y a empresas responsables que reaprovechen sus residuos, reparando en vez de desechar, recuperando productos para darles una segunda vida —a través de organizaciones como Recidar—, participando en programas de reciclaje municipales o abiertos —como Reciclaconsiente— y exigiendo a nuestras autoridades generar un contexto favorable para acelerar nuestro avance hacia en este tema.

 Hoy tenemos la oportunidad de dar forma a un futuro diferente y mejor. La iniciativa del gobierno por generar entornos favorables, así como la de empresas y ciudadanos apostando por el rediseño, reducción, reutilización, reparación, recuperación y reciclaje será sumamente importante para aprovechar un modelo que tiene la capacidad de generar prosperidad en múltiples frentes para seguir construyendo el Perú Sostenible que todos queremos.

 

 

 

 

 

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